viernes, 14 de septiembre de 2007
Calles para el viento
A veces no quisiera escuchar el despertador para no tener que abrir los ojos. A veces estoy más receptivo, como todos, a la violencia en las calles. En otras ocasiones, por supuesto, me vale madres. Sin embargo, no he dejado de soñar. Y he imaginado que en lugar de pleitos, gritos, balazos, asaltos, abusos, estupideces, por un instante, al menos, las calles quedaran desiertas de todo eso y uno pudiera caminar, respirar el viento transparente, jugar sin la amenaza de las nubes o de la intolerancia. Pero lo mejor de todo, es que no soy el único que lo ha deseado.
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