jueves, 31 de mayo de 2007

Mexican tamales


La torta de tamal verde se removió dentro de la bolsa de plástico, encima del escritorio. Ese simbionte chilango buscaba un cuerpo del cual apoderarse, y captó mi adrenalina. Unas horas antes había estado en un bote de aluminio sobre un triciclo estacionado en cualquier parte. En las mañanas de frío en el Distrito Federal el vapor que emanan es el código secreto con el que se comunican estos seres porque se han propuesto invadir la gran ciudad. Yo los he visto afuera de la estación Barranca del Muerto, a un costado del Zócalo, en varias esquinas... Pueden escuchar el roer de las tripas de quienes no han desayunado, entonces lanzan sus vapores entre los transeúntes para atraparlos. Se disfrazan de distintas maneras, unos son verdes –como el que no pude enfrentar–, otros rojos, algunos más se camuflajean con rajas, muchos llevan en sus entrañas frijoles, e incluso los hay de dulce, aunque los más sanguinarios son de mole, porque van directo a la sangre y llegan a cada célula del cuerpo. Tengo noticias de que están en todo el país, y que ahorita mismo alguien está siendo su presa. Las hojas de maíz eran ahora una telera atragantada, la nave en la que se esconden para tomar una fuerza letal. Lo malo es que no había chocolate hirviendo. No importa, al menos yo acabé con uno de esos simbiontes.

Enciéndeme a mí


Hoy 31 es el día de no fumar, en algunos cruces de la Ciudad de México hermosas edecanes obsequiaron folletos sobre las distintas alternativas médicas que los laboratorios han desarrollado para dejar el hábito. Yo ya no fumo porque en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias me detectaron bolsas de humo en los pulmones, y eso que yo sólo era un fumador social. Por coincidencia, encontré un libro que se llama 'Estrés bajo control' y en alguno de sus capítulos se refiere al tabaquismo. Ya se ha hablado mucho sobre el tema, pero me llamó la atención la relación entre el estrés y los 'hábitos tóxicos' como tabaco, alcohol, café, ciertos medicamentos, anfetaminas y drogas del tipo de la cocaína, las cuales "son soluciones a corto plazo que tiempo después causan efectos nocivos, por lo menos el agravamiento del propio estrés”. Y es que, dice el libro, primero se fuma por imitación y luego por estrés. Asegura que media cajetilla al día, durante 15 años, disminuye la esperanza de vida dos años y medio, y que una cajetilla a diario la reduce cinco años. Pero fumar no es tan malo, también tiene sus ventajas, aunque comparadas con las desventajas pone a pensar sobre si conviene o no encender un cigarro:
Mejora la atención y la concentración, pero favorece las enfermedades cardiovasculares como angina de pecho, infarto, arteritis o hipertensión arterial; mejora la adquisición de ciertos aprendizajes, pero produce bronquitis crónica con insuficiencia respiratoria; disminuye la fatiga y aumenta la vigilancia, pero favorece enormemente el acáncer de vejiga; da placer inmediato y forma parte de una determinada calidad de vida, pero incrementa los efectos negativos de un régimen alimentario desequilibrado, del sedentarismo y del consumo de anticonceptivos estroprogestágenos; favorece los intercambios sociales, pero crea dependencia a un producto y necesidad de tenerlo siempre a mano; da cierto aplomo, un estilo de comporetamiento, pero es caro; alivia de inmediato el efecto de carencia, permite administrar mejor el estrés y la ansiedad, pero por lo regular es desagradable para los demás; permite disminuir las aportaciones alimentarias y en consecuencia no aumentar de peso, pero es peligroso para los fumadores pasivos. Sin embargo, verla fumar después del sexo también es un placer.

miércoles, 30 de mayo de 2007

El regreso a Macondo


A la ventanilla de pronto se asomaba el olor de las guayabas, y en las curvas, allá adelante, se podía ver entre los platanales y una distante serranía nevada a la máquina del gusano con copete de vapor, mientras en el vagón las risas y el ruido de los fuelles apenas dejaban espacio a la emoción del escritor. Lo esperaban las calles polvorientas, anegadas de calor, de Aracataca, que hace 80 años atestiguaran su nacimiento y 40 después, en las páginas de Cien años de soledad, vieran pasar a la familia Buendía, llegar a los habitantes del otro lado de la ciénaga, a los gitanos que visitaban el pueblo con los nuevos inventos, y a las pestes del insomio y del olvido. Desde 1983, un año luego de recibir el Nobel de Literatura, García Márquez no pisaba ese escenario, el lugar más parecido a Macondo, que inspirara su famosa novela. Por eso había que estar feliz. Tan sólo en marzo pasado, durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española en Colombia, Cien años de soledad fue considerada la segunda obra más importante en español, después del Quijote. Salió a la luz en 1967 y ha sido traducida a 35 idiomas. El problema es quizá dónde dormirá Gabo esta noche, pues su casa ya no se parece a la de su infancia y, además, es un museo.

La diva y el fotógrafo de Vogue


Bebías champán, las sábanas no podían evitar inquietarse cada vez que estirabas la pierna, y la luz se mareaba en tu cadera. La espuma del vino no dejaba de besarte, era imposible resistirse; se dormía en tus labios, y cuando caía de ellos arrastrada por el éxtasis, se metía entre tus dientes para evaporarse en aliento. Ya habían pasado algunas horas y el maquillaje era suficiente para no cubrir por instantes la cicatriz de tu abdomen y tu sexo pelirrojo. Voluptuosa, aquella mirada recostada tampoco estaba quieta. En la suite del hotel Bel-Hair de Los Ángeles no estaba Norman Jean Baker, sino Marilyn, la de movimientos provocadores y que de pronto pataleaba sobre la cama con risas ebrias.
Atrás habían quedado la fábrica de la Marina, el cabello rubio oscuro, los 125 dólares de sueldo a la semana, los primeros papeles protagónicos en el cine, el calendario desnuda, la portada en Life, la del primer número de Playboy, Joe diMaggio, la actuación ante las tropas estadounidenses en Corea, Arthur Miller, la clínica psiquiátrica de Nueva York, la treintena de películas, el cumpleaños de John F. Kennedy...
El fotógrafo de Vogue Bert Stern sabía que tu belleza se desvanecería si te quedabas quieta, por eso se le dificultaba atraparte antes de que te convirtieras en fantasma. “Es un fuego fatuo, tan inasible como el pensamiento, tan vivo como la luz que acaricia su cuerpo. Es una ilusión”, escribiría después en su libro 'La última sesión', donde publicó esta foto pues la revista la censuró. Unas semanas más tarde, sábado por la noche, en tu habitación, morirías sola, sin lámparas ni una cámara, a causa de los barbitúricos y antidepresivos. Eso se dijo. Así surgió el mito. Al dejarte de mover te convertiste en fantasma.

martes, 29 de mayo de 2007

Duelo con los dioses


Nunca olvidaré aquel partido. En el estadio, basta quedarse quieto, aún en el eco del viento se escucha el 'pok-ta-pok' de la pelota cuando pega en las paredes y luego en los antebrazos y caderas de los jugadores. No cualquiera los ve, porque aquí es distinto, el universo ya está creado. Muchos dicen que sólo pueden mirar las piedras. En el inframundo hay que cerrar los ojos, ese es el secreto. Estaba yo de pie como ahora, de frente a la cancha, y los dioses de la muerte, entre la oscuridad, hacían difíciles jugadas para ganarle a los representantes del lado luminoso del cosmos, hombres ataviados con enormes plumas que salen de sus espaldas. Al final Hunahpú y Ixbalanqué consiguieron la victoria, por eso fueron sacrificados para transformarse en el Sol y la Luna que durante el día y la noche se meten en otros espíritus y cuerpos ayudándoles a pasar el caucho por los anillos de piedra. Eso se puede ver en el firmamento, al levantar la vista y seguir la trayectoria de los astros. Hace no mucho, unos 3,500 años atrás, no fueron pocas las ocasiones en que Voc, el pájaro mensajero del Dios Huracán, acudía a los juegos para tener al tanto a la divinidad maya. Hoy lo sigo viendo cuando se posa a un costado del patio. Me dijo que le ha ganado la afición por el ulama, y que incluso alguna vez voló al Templo Mayor de Tenochtitlan para presenciarlo entre los aztecas, en la cancha que estaba a un costado del templo de Quetzalcoatl y sobre la que los españoles después construirían la catedral. Era tanta la importancia del juego de pelota, dice Voc, que unas 16 mil bolas de hule de cuatro kilos eran surtidas al imperio azteca desde Tochtepec, en lo que hoy es Oaxaca, en forma de tributo anual. Cuando el partido terminaba, es decir, la Tierra se tragaba al Sol, eran cortadas las cabezas de quienes perdían, así se tenía la seguridad de que saliera al día siguiente. Y hoy salió, por eso los rayos descansan en las piedras, y en el viento se pueden oír las jugadas. Voc dice que siempre le ha ido a los hombres, y es que nunca han dejado de jugar. Desde aquí los veo.

jueves, 24 de mayo de 2007

Aquel espejo


Te veías al espejo. Me pareció increíble que hubiera dos de ti, no podía entender cuál era la real, o a lo mejor ninguna. Quizá sólo lo soñé. Después fue tu perfume el que me informó quién eras tú. Lo supe cuando besé tu sexo. Pero antes lo único que deseaba era mirarte, eran seis ojos y tuve que recorrer el color de tu piel para encontrar los míos. Yo sé que a ellos les gustas tú, porque a mí también. Cuando te apareces me dejan para ir a jugar con tu cabello, resbalar por tu espalda, perderse entre tus nalgas. Y es que cuando te veías al espejo el tiempo también se detuvo a contemplarte. Sentí celos, no lo niego. Por un instante no supe qué hacer, hasta que le pedí que continuara y entonces pude parpadear. Tu cuerpo estaba en cada uno de mis ojos, sólo para mí. Pero luego la luz... Me hirvió la sangre al descubrir que no habíamos quedados solos tú y yo por completo. Ella también te miraba, en ese cuarto siempre había alguien más. Creímos que el mundo había quedado afuera, que nada de él entraría en nuestro secreto. Nadie lo debía saber. Tal vez por eso te veías al espejo, te llamó la atención que otra figura se moviera en aquel espacio donde se supone que únicamente debería haber dos cuerpos, no tres. ¿Reconociste a la otra mujer? No lo sé, tu boca lo más que emitió fueron gemidos. Esa imagen se quedó mirándonos cuando te subiste a mi cuerpo. La alcancé a ver, y eso me excitó más. Movías frenética tu cintura sobre mi pene. Después todo se apagó. Cuando abrí los ojos, ya no había nada. Tu mirada de inocencia, esa que se había quedado en el espejo, se lo llevó todo. Por suerte, luego el tiempo me regaló aquel instante que se robó cuando te vio mirándote. Ahora sé que ninguna de las dos imágenes de ti es real. Quizá sólo te soñé, no entiendo, porque aún está el perfume de tu sexo.

jueves, 17 de mayo de 2007

De mamadas y felaciones

Recuerdo aquella noche cuando dijiste que querías entrar a la política. En ese hotel de Tacubaya los gemidos del canal Venus quizá alarmaron a la pareja del otro cuarto, la que nos encontramos en el elevador y no sabían cómo hacernos creer que no estaban ahí para coger. Me hubiera gustado hacer swinging con ellos, pero tú eras sólo para mí y yo para ti. Cerré las pesadas cortinas y sólo la luz de la pantalla del televisor iluminaba nuestro amor. Te sentaste en una orilla de la enorme cama y me pediste que me acercara, y mi estómago quedó a la altura de tu boca. La sangre comenzó a agolparse dentro de mis venas y tus manos empezaron a bajar la bragueta. Yo entonces giré la cabeza para ver qué sucedía en el canal porno. Hubieras también podido dedicarte al cine hard. Pero tú, después me dijiste, querías ser senadora. Tu lengua había adquirido maestría y tus dientes la dejaban hacer. La humedad caliente de tu garganta me hacía creer que si eras capaz de estremecer todo mi cuerpo sólo con el vaivén frenético de tu cabeza, te sería fácil también hacer vibrar a las masas. Te imaginé en el Zócalo, sobre una tribuna, gritando tus ideas y miles abajo con los ojos cerrados por la excitación con tu boca en su mente mientras se masturbaban. Me esparcí sobre tus mejillas, pues sabía que todavía no te acostumbrabas a recibirme. Después las piernas se me doblaron y me hiciste acostar junto a ti, te desnudaste y también a mí me quitaste la ropa. Apoyado sobre la almohada vi cómo te pusiste de pie y simulaste dar un discurso. Tu pechos se elevaban y tu sexo contrastaba con tu piel. Pero tu boca... Ahora masticaba palabras, no las pude escuchar. Sólo miraba tus labios, y mi erección quería alcanzarlos. Fue mi pene, me confesaste, el único que habías probado. Algunas de tus compañeras sí conocían el sabor, pero tu curiosidad era menor hasta que yo te lo pedí aquella vez en el auto. Tal vez fue ahí donde empezó todo, porque después, en tu diario, ya hasta habías tomado apuntes; me viene a la mente uno: “Forma una 'O' con los labios, ponlos cuidadosamente en la punta de su miembro y mueve la cabeza en círculos diminutos. Coloca los labios ajustándolos al tronco y recórrelo, primero a un lado y después al otro. Coge la punta de su pene suavemente entre tus labios, con giros rápidos, besándolo tiernamente y tirando hacia atrás de su suave piel. Permite que el glande se deslice completamente en tu boca y presiona el tronco firmemente entre tus labios. Sostén la presión un momento antes de soltar. Forma de nuevo un círculo con tus labios y besa a todo lo largo de su longitud, succionando y besando al mismo tiempo. Mientras besas, permite que tu lengua 'aletee' por todo su pene acabando en el extremo. Golpeando con ella repetidamente la sensible punta del glande. Permite que su miembro penetre en tu boca tan profundamente como te sea posible (sin ahogarte), presionándolo y chupándolo. No le soples nunca dentro en el pene. Puede ocasionar una infección. También puedes acariciar y besar sus testículos. Puedes permitir o no llegar hasta el final y que él eyacule en tu boca. Igual que puedes tragarlo o no, según te agrade o no su sabor”.
Tu amiga Paola te dio otro tip. “Mira, para que él quede contento con lo que haces debes chuparlo chuparlo hasta que tu garganta se contraiga y lamer, disfruta chupando también sus bolas, es algo que los pone a 1,000, además hazlo despacio y sin prisa, te lo prometo, es algo que no falla..” Intuías muy bien el alcance que podía tener una buena felación en tu futuro. Y aunque las mamadas –“2 (Groser) Tontería que alguien dice o hecho absurdo que realiza”, Diccionario del español usual de México– son recurrentes entre los políticos, tú no te has querido quedar en ellas, sino en las otras, los hechos. Por eso te perdiste estos últimos meses. Vi un cartel: Voto X Mamada, y tú recostada, desnuda, como aquella vez en Tacubaya. Hubiera sido una mamada ofrecer 400,000 empleos (jobs), como es el tipo de promesas de otros, por eso te mandaron correos para que los cambiaras por mamadas (blowjobs) y respondiste que harías 40,000; serán un bukkake de 80 mamadas diarias durante 500 días, es decir 10 mamadas por hora, 1 cada cinco minutos con 1 de descanso, aunque es muy probable, porque eres tan sexy, que muchos eyaculen antes. Ventajas de felar: Las mujeres que realizan felaciones y se tragan el semen regularmente -de una a dos veces por semana- pueden reducir su riesgo de cancer de pecho hasta 40%, según un estudio de la Universidad del Estado de North Carolina (UENC), en el que participaron más de 15,000 mujeres que dijeron haber mamado y tragado semen en los últimos diez años. "Desde que llegamos a las conclusiones citadas, intento efectuar felaciones por lo menos una vez cada dos días para reducir mi riesgo de cáncer de pecho", dicen que comentó la Dra. Helena Shifteer, una de las investigadoras. Casi todas las mujeres realizan, en algún momento, una felación, pero es la frecuencia lo importante, fue la conclusión. Parece que la clave está en las enzimas y proteínas contenidas en el semen. Otros estudios, publicados por las Universidades de Kinushao y Melandoe, en Malasia, señalan que el semen es una excelente crema antiarrugas: más de 75 mujeres utilizaron el de sus parejas tres veces a la semana (con felación incluída, claro) en sus rostros y pechos y, contrariamente a otras 75 que sólo usaron un placebo, luego de 45 días su cutis lucía más terso y con menos líneas de expresión, y sus pechos más firmes. Desventajas: La infección del virus del papiloma humano a través del sexo oral es uno de los mayores factores de riesgo del cáncer de garganta. Indican los expertos que el peligro de contraer el virus aumenta cuando el sexo oral se realiza a varias parejas, pero por fortuna existe el condón, y hasta con sabores.
Pero regresemos a tu campaña de voto por felación. Me enteré que no ganaste tu curul belga, y que sólo obtuviste 15 mil votos. Bueno, dejémonos de mamadas y sigue chupando así.

jueves, 10 de mayo de 2007

La habia imaginado diferente

Esta vez no sólo se trataba de palabras y letras, pero estaban flotando por todas partes porque se escuchaban. Busqué en el aire de aquella habitación el rumbo que tomaban para esconderse. Yo también lo hice, esperaba al final atraparlas. Ni ellas ni yo nos veíamos, pero sabíamos que estábamos cerca. Todo era negro y sólo mi respiración conocía de nuestro juego. Afuera, en la calle, la vida jugaba a lo de siempre. De pronto, la puerta rechinó y movió el aire despacio. La madrugada buscaba un resquicio en la cortina para asomarse por la otra ventana. Todo se iluminó, ella había encendido la luz, sólo el insomnio la acompañaba porque todo había quedado en su cama, donde ella había bailado. Alguna vez la imaginé desnuda pero era distinto. La sentí absorta, ahora no la podía besar, además yo lo que quería era terminar el juego. La miré avanzar unos pasos, ahí se quedó y las palabras y las letras la rodearon para cubrir su cuerpo, fue lo que aproveché para atraparlas, y es que un corrector debe cuidar que ninguna se pierda, qué ridiculez estoy diciendo, a esta hora eso vale madre, las dejé libres, como deben estar, y aquel cuerpo... Ya la había imaginado, pero era diferente. Yo lo que quería era terminar el juego, así que mejor desperté.

proofreader o detrás de las líneas

Unos ojos siniestros, dos huevos blancos con centellas rojas, se mueven entre la penumbra sobre letras regadas, comas y quejumbrosos acentos que alguien dejó sobre la acera de unos párrafos en la vorágine de sus prisas; transeúnte perverso que camina bajo la luna con un bolígrafo flamígero sobre los escombros de una cruenta batalla de ideas entre los que a veces hasta la luz no sabe por dónde huir; barrendero que recorre las calles solitario, prostituta que se sube la falda al más mínimo asomo de coherencia; borracho que busca no tropezar consigo mismo. Esos terrenos son los mejores del corrector. Es el medio de estos espectros que en el amanecer carecen de nombre pero existen y dejan trazos ilegibles como rastro si los persiguen las patrullas del tiempo. Yo los conocí y bebí con ellos una noche. Desde entonces me gustó caminar silencioso en esa ciudad laberíntica y excitante. Por eso sólo espero a que oscurezca.