jueves, 31 de mayo de 2007

Enciéndeme a mí


Hoy 31 es el día de no fumar, en algunos cruces de la Ciudad de México hermosas edecanes obsequiaron folletos sobre las distintas alternativas médicas que los laboratorios han desarrollado para dejar el hábito. Yo ya no fumo porque en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias me detectaron bolsas de humo en los pulmones, y eso que yo sólo era un fumador social. Por coincidencia, encontré un libro que se llama 'Estrés bajo control' y en alguno de sus capítulos se refiere al tabaquismo. Ya se ha hablado mucho sobre el tema, pero me llamó la atención la relación entre el estrés y los 'hábitos tóxicos' como tabaco, alcohol, café, ciertos medicamentos, anfetaminas y drogas del tipo de la cocaína, las cuales "son soluciones a corto plazo que tiempo después causan efectos nocivos, por lo menos el agravamiento del propio estrés”. Y es que, dice el libro, primero se fuma por imitación y luego por estrés. Asegura que media cajetilla al día, durante 15 años, disminuye la esperanza de vida dos años y medio, y que una cajetilla a diario la reduce cinco años. Pero fumar no es tan malo, también tiene sus ventajas, aunque comparadas con las desventajas pone a pensar sobre si conviene o no encender un cigarro:
Mejora la atención y la concentración, pero favorece las enfermedades cardiovasculares como angina de pecho, infarto, arteritis o hipertensión arterial; mejora la adquisición de ciertos aprendizajes, pero produce bronquitis crónica con insuficiencia respiratoria; disminuye la fatiga y aumenta la vigilancia, pero favorece enormemente el acáncer de vejiga; da placer inmediato y forma parte de una determinada calidad de vida, pero incrementa los efectos negativos de un régimen alimentario desequilibrado, del sedentarismo y del consumo de anticonceptivos estroprogestágenos; favorece los intercambios sociales, pero crea dependencia a un producto y necesidad de tenerlo siempre a mano; da cierto aplomo, un estilo de comporetamiento, pero es caro; alivia de inmediato el efecto de carencia, permite administrar mejor el estrés y la ansiedad, pero por lo regular es desagradable para los demás; permite disminuir las aportaciones alimentarias y en consecuencia no aumentar de peso, pero es peligroso para los fumadores pasivos. Sin embargo, verla fumar después del sexo también es un placer.

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